Off Maia
De papá… todo es de papá. No importa quién seas, importa hijo de quién sos.
El hijo de papá hace y dice lo que quiere, porque de última, viene papá y paga los platos rotos.
La vida es una ruleta y hay pocos números ganadores, seguro vas a perder, salvo que seas un príncipe o el hijo del presidente.
Si existiera la cigüeña, yo me haría un guiso de cigüeña porque ella es la culpable de todo, depende de dónde te deje tu vida va a ser buena o un infierno. Pero si no sos hija de rey, hay otra manera de ser princesa… casarte con un príncipe.
En la vida nada es real, todo es vestuario: depende el vestido que te pongas la fiesta a la que podés entrar. Todo depende de qué pieza te tocó ser de la ajedrez, si te tocó ser reina o si te tocó ser peón, tu vida va a ser muy distinta.
Los sueños y los deseos son engaños para que por un rato te sientas una princesa y te olvides de que sos Cenicienta, pero tarde o temprano se hacen las doce y el vestido se hace harapos.
Todos somos el dibujo de algún pintor, alguien decide qué lugar vamos a ocupar en la pintura. En la vida hay dos clases de personas: actores y espectadores. A unos les pasa todo lo bueno, los otros miramos.
La libertad es una ilusión, nadie hace lo que quiere ni siquiera lo que puede, todos hacemos lo que otros quieren.
No sos la casa en la que naciste, sos la casa que vos construyas. Vos no sos los padres que te tocaron, sos los aliados que vos elegiste.
Rompé ese espejo que te devuelve siempre la misma imagen de vos. Elegí ser otra. Poder elegir eso es mucho más que un privilegio.
Vos no sos tu destino, sos el camino que vos mismo te abrís.
Hasta el hijo del presidente sufre, teme y necesita lo mismo que vos. No hay privilegiados, hay privilegios. Y al privilegio del amor todos tenemos acceso.
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